Enterate quienes saben que mirás porno “online”
Las sesiones privadas, o en incógnito, no sirven; el tráfico de la mayoría de webs porno circula sin encriptar, hay tantas cookies de terceros como en las páginas normales, no hay ni siquiera políticas de privacidad en más del 80% de páginas porno, usan sofisticadas herramientas de rastreo que se comunican con dominios remotos y desconocidos y hasta los gigantes Google y Facebook, que dicen no estar en ese mundo, están. En nuestros perfiles online, alli donde estén, pone en letras bien grandes que miramos porno. Y cuánto. Y cuál.
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Este rastreo también se da en buena medida en contenidos normales, pero está un poco más supervisado. El contenido adulto es más sensible y debería extremar las medidas, pero según dos nuevos artículos científicos, sucede lo contrario: es un mundo más oscuro y menos controlado. Es fácil imaginarse a los usuarios de porno observando su entretenimiento en la calma de una habitación. Al otro lado de la pantalla, sin embargo, hay muchos ojos. Es como tener la puerta cerrada con cerrojo, pero llena de agujeros del tamaño de pelotas.
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La pornografía es una cuestión sensible por dos motivos: su público prefiere no admitir que la usa. Además, si los usuarios son descubiertos puede ser una herramienta de coacción, sobre todo en países donde está castigada.
El 90% de las páginas de la base de datos de un estudio tenía en su dominio las palabras “porn”, “tube”, “sex”, “gay”, “lesbian” y “mature”. Como ejemplo de que no es solo la orientación lo que se ve, cerca de un 1% de esas páginas contienen la palabra “zoo” en su nombre.
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El porno es uno de los grandes negocios de Internet. El equipo de Imdea analizó cada día las webs con más tráfico del mundo durante todo 2018. En el top 1.000 se mantuvieron 16 de ellas.
Su análisis muestra con crudeza la precisión de Internet para saber qué hace cada ser humano en su intimidad. “Tienen capacidad de rastrear a usuarios, a pesar de poder ser consideradas como contenido sensible por la regulación. De acuerdo con el RGPD, procesar datos sobre la vida sexual u orientación sexual está prohibido y estos servicios tienen la capacidad de hacer un perfilado de cada usuario. Si quieren saber algo de ti, lo van a saber”, dice Pelayo Vallina, investigador y autor principal del estudio de Imdea. El drama es que hoy es aún imposible definir con seguridad qué empresas disponen de esos datos y cómo los combinan para averiguar qué.
El entorno porno es distinto del tradicional en muchos sentidos, pero quizá el principal es que Google y Facebook tienen una presencia menor. Su lugar como gigante de la publicidad lo ocupa una empresa con sede en Barcelona, Exoclick, que tiene presencia en el 43% de las páginas inspeccionadas por Imdea y apenas existe fuera de las webs para adultos.
La presencia menor de Google y Facebook no significa que no estén, sino que aparecen menos y con una situación ambigua. “No permitimos el uso de Google Ads en páginas web de contenido adulto y prohibimos los anuncios personalizados, así como los perfiles publicitarios basados en los intereses sexuales del usuario o en actividades online relacionadas con ello”, dicen fuentes de Google.
Pero un 39% de páginas usan su herramienta de Analytics y un 12%, DoubleClick, que es para anuncios. Una portavoz de Google insiste en que la presencia de DoubleClick en esas páginas no significa que esté ejecutándose. Pero no está nada claro cuál es su estado. Es más razonable describir su presencia en esta región de Internet como agazapada en lugar de como nula.
Fuente: El Pais
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