fue precisamente el Semanario Nuevo Cronista de Mercedes quien inició la investigación de este nuevo caso de contaminación, la foto estremecedora, a pocos metros de la urbanización desechos que son mas que peligrosos

Durante la semana se comprobó la existencia de un nuevo espacio físico en el cual la fábrica de baterías Merplac estaría arrojando residuos de su fundición de plomo. A partir de esto, los funcionarios de la Secretaría de Política Ambiental debieron realizar distintos análisis en el lugar.

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Vale decir que no es el primer incidente de este tipo con la empresa que comandan Espíndola y Pserga, ya que se denunció desde las páginas de este semanario otra cava en la cual se arrojan residuos, que se encuentra sobre la Ruta 41 y a metros de la Escuela Nº 31.

Es por eso que en la semana el presidente de la sociedad de fomento del barrio Comahue, Aldo Lauría, presentó en la mesa de entradas del municipio una denuncia por la presencia de estos desechos en un lote ubicado en la parte posterior del kartódromo. “Había restos de fundición y baterías viejas. Allí hay dos lotes entrando por la calle 156 y en uno de ellos es donde se depositan estos elementos. El reclamo llegó ante mí por unos vecinos y lo único que me quedó por hacer es la denuncia a la Municipalidad para que se hagan las investigaciones que corresponden, y se pueda saber si es tóxico o no”, dijo el dirigente del barrio.

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Lo que no pudo precisar Lauría es si estos desechos pertenecen a la fábrica de Espíndola, pero las primeras investigaciones arrojan esta fuerte presunción.
Un vecino del lugar dio precisiones sobre cómo se realizan las actividades de la empresa y hasta se animó a hablar de la cantidad de camiones que volcaron sus residuos en la zona en cuestión. “Yo vi cuando descargaron ahí, y hasta pude contar a 58 camiones dejando sus desechos. Eso se produjo en el mes de junio y se habló en su momento que tiraban entre 8 y 9 mil kilos por camión”, dijo el vecino Eduardo.

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El terreno está virtualmente tomado por los restos de plomo. Hay metros y metros de desechos de baterías o plomo fundido y justamente arrojados a la par de una cava existente en el lugar. Hasta se pudo comprobar que la cava es de una profundidad impredecible, ya que se hicieron pruebas arrojando un caño de hierro de 1,50 metros al agua estancada y en ningún momento se pudo apreciar, desde afuera, que tocara fondo.
Lo que no pudo establecer el lugareño es de qué empresa era el camión o a quién pertenecía, pero sí se pudieron extraer otros datos off the record y con otros informantes: se trata de un camión Dodge blanco con volcador color gris, que sería conducido por un ex empleado de los ferrocarriles que estaría viviendo sobre la avenida 40.

Además se pudo establecer la identidad del dueño del terreno, ya que es una propiedad privada y no un baldío abandonado. El propietario es el señor Farías, que habita en calle 39 entre 26 y 28, pero no se pudo establecer un diálogo fluido con el vecino, ya que se mostró molesto por la exposición de su caso. En comunicación telefónica con El Nuevo Cronista reconoció poseer ese terreno, pero cuando se le preguntó si el vuelco de desechos era bajo su consentimiento cortó la conversación telefónica con un lacónico: “Hasta acá llegó nuestra charla”.

La duda que quedó es saber si el hombre le permite a los propietarios de Merplac volcar los desechos o si lo hacen sin autorización. Lo cierto es que está todo alambrado y sólo se puede ingresar por el lugar habilitado para tal circunstancia.