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El Protocolo de Kyoto entra en vigor sin la ratificación de EEUU y Australia

La mayoría de los restantes 34 países industrializados deben hacer grandes esfuerzos para cumplir con los objetivos acordados en 1997 para reducir la emisión de gases responsables del calentamiento global del planeta.

Por Equipo de Redacción MercedesYA
El Protocolo de Kyoto entra en vigor sin la ratificación de EEUU y Australia

Cuando mañana entre en vigor el Protocolo de Kyoto para la protección del clima, sólo cuatro países, con compromisos de reducción o limitación de emisión de gases de efecto invernadero, no ratificaron el documento: Estados Unidos, Australia, Croacia y Mónaco.
El acuerdo para la reducción de gases de efecto invernadero entra en vigor más de siete años después de la Tercera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, celebrada en la ciudad japonesa de Kyoto.
La mayoría de los restantes 34 países industrializados deben hacer grandes esfuerzos para cumplir con los objetivos acordados en 1997 para reducir la emisión de gases responsables del calentamiento global del planeta.
La decisión de Rusia de ratificar el tratado, a fines del año pasado, abrió el camino a su implementación. Según el texto del acuerdo, el Protocolo entra en vigor 90 días después de que se adhieran al menos 55 países industrializados, cuyas emisiones totales representen por lo menos el 55 por ciento del total de emisiones de dióxido de carbono correspondientes al año 1990 de los países que forman parte de la Convención.
Algunos países lograron reducir sus emisiones en los años pasados, como por ejemplo Alemania. Sin embargo otros, como Japón, España, Italia y Austria están lejos de cumplir con sus objetivos e incluso aumentaron sus emisiones.
En total, hasta comienzos de febrero, más de 130 países se adhirieron al Protocolo de Kyoto. Los países en vías de desarrollo no tienen compromisos de reducción de emisiones.
El objetivo original de los países industrializados, de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta el año 2012 en un cinco por ciento en comparación con los niveles de 1990, es muy posible que no se pueda cumplir, ante todo tras el abandono del Protocolo de Kyoto por parte de Estados Unidos, el mayor productor de dióxido de carbono.
Estados Unidos continúa sosteniendo que el Protocolo no es de interés para su país, como lo subrayó a comienzos de febrero la nueva secretaria de Estado, Condoleezza Rice, en una entrevista con la emisora alemana ZDF.
Es muy dañino y negativo para la economía estadounidense, dijo Rice. “No es parte de nuestro futuro”, añadió.
En tanto, Estados Unidos tiene grandes expectativas con vistas a la Cumbre del G8 que se celebrará en julio en Escocia, según Rice, en la que el primer ministro británico, Tony Blair, tiene previsto poner al cambio climático como uno de los puntos centrales de la cita.
También el ministro de Medio Ambiente de Alemania, Juergen Trittin, saludó la propuesta de Blair. “Eso ofrece la oportunidad de sondear posibilidades de integrar nuevamente a Estados Unidos en el proceso de negociación multilateral”, dijo el funcionario a dpa.
“Esto puede lograrse por medio de una mayor colaboración en áreas individuales, como por ejemplo una política tecnológica más activa”, añadió.
Estados Unidos invierte mucho dinero en tecnologías de uso de carbón más limpias, eficiencia energética y energías renovables. Trittin destacó también los “ambiciosos estándares de dióxido de carbono para automóviles en California” y el sistema de comercio de emisiones que abarca a varios estados norteamericanos, que comenzará próximamente en la costa oeste de Estados Unidos.
Sin embargo, dijo que este camino debería desembocar en un acuerdo internacional. “La senda del Protocolo de Kyoto prevé límites máximos vinculantes de emisiones de gases de efecto invernadero. A esto nos tenemos que atar”, añadió.
En tanto, el papel de Rusia en el futuro proceso del Protocolo de Kyoto es aún incierto. Por el colapso económico, las emisiones de gases de efecto invernadero bajaron entre 1990 y 2001 un 38 por ciento.
De esta manera, Rusia puede vender certificados de emisión a países que, con la sola aplicación de medidas nacionales, no logran cumplir con sus compromisos de reducción de emisiones.
Pero el Ministerio de Protección Ambiental ruso no tiene previsto elaborar hasta mediados de 2006 un registro exacto de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, una condición indispensable para ingresar en el mercado del carbono.

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