El Colegio San Luis Gonzaga y el Jardín Espacios de Amor, necesitan ayuda urgente para no cerrar sus puertas
Desde la apertura de estos importantes establecimientos escolares, Silvia Cecco, directora e impulsora de estos emprendimientos educativos, tramitó ante quien fuera en su momento el Ministro de Educación provincial Mario Oporto, la oportunidad de que pudieran contar con una subvención del estado, como ocurre con otras instituciones privadas de la ciudad.
El inicio de la cuarentena, como a tantos otros establecimientos, encuentra hoy al colegio San Luis Gonzaga y al Jardín Espacios de Amor, en una situación crítica, por la cantidad de empleados que tiene y los sueldos que debe afrontar; incluso los de este mes que los docentes debieron cobrar con aumentos, más el pago de los aguinaldos.
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Hace apenas unos días, la comunidad educativa debió apelar a la organización de la venta de tallarines para con esa recaudación poder hacer frente a estos pagos y en contacto con MercedesYA, Silvia Cecco dijo que con esa campaña de emergencia “solo con la solidaridad de la gente, con la venta de tallarines, vendimos 950 kilos y pudimos donar 40 kilos a un comedor. Juntamos para cubrir el aumento docente que hubo este mes, pero no llegamos al pago del aguinaldo”.
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Consultada si en estos últimos días han recibido alguna llamada de autoridades locales, provinciales o nacionales, señaló que tuvo contacto con el presidente del Consejo Escolar, pero agregó que “quisiera tener una reunión con el intendente junto a los docentes. Yo tengo 65 empleados y 89 sueldos que pagar. Es decir que varios trabajan en más de un cargo conmigo y es su única entrada”. La comunidad educativa tiene un universo de alrededor de 460 alumnos.
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Silvia no encuentra una respuesta a la negativa, desde hace años, de poder contar con una subvención como ocurre con otros colegios privados. “Nunca obtuve respuestas. Vengo pidiendo la subvención desde el 2009 y nunca me dieron un motivo de porqué no me la dan. Este año fue lo que me preguntó la nueva inspectora. Vengo pidiendo desde cuando estaba el Ministro Oporto en educación. Ya no tengo más esperanzas. Porque le dieron el ATP a escuelas que ya les paga el Estado y a mi nada”.
Silvia no se cansa de decirnos la cantidad de puertas que golpeó y otras tantas cartas que envió a las autoridades pasadas y actuales. “La desilusión la tengo constantemente. El año pasado me prometieron que me iban a dar solamente la del Jardín de Infantes, viajé a La Plata; me ilusioné porque me dijeron que en agosto del año pasado me lo daban; teníamos una gran alegría, porque pensaban poner como obligatoria la salita de 3 años y bueno, se la dieron a otro colegio de secundario, que ya tenía subvención”.
Los establecimientos viven horas cruciales, no quieren bajar los brazos pero sientes que sus esperanzas empiezan a desvanecerse y necesitan que los escuchen, para encontrar una salida.
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