Di Monte recibió a quienes rezan “por la patria”
Pasadas las 6 llegó la imagen cabecera, que había partido ayer al mediodía del santuario de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, la que fue recibida con aplausos y un agitar de pañuelos por los caminantes que ya habían completado el trayecto.
A diferencia de otros años, esta vez fueron muchos los que, a pesar del cansancio, se quedaron a la misa de las 7, presidida por el cardenal Bergoglio y concelebrada por una decena de obispos de la provincia eclesiástica de Buenos Aires. Entre otros, Jorge Casaretto (San Isidro), Rubén Frassia (Avellaneda-Lanús), Guillermo Rodríguez Melgarejo (San Martín) y José Luis Mollaghan (San Miguel).
La bienvenida la dio el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Rubén Di Monte, quien destacó la masiva participación en esta trigésima peregrinación que llevó por lema “Madre, ayúdanos. Queremos ser un solo pueblo”.
“Ininterrumpidamente desde el sábado a la mañana y seguirán llegando hasta la noche del domingo, los que vienen a rezar por la patria, por ustedes (los jóvenes) y por aquellos que viven en este suelo, sean o no argentinos”, describió el prelado mercedino.
Todos buscaban hacerse notar entre la muchedumbre. Algunos con pancartas identificatorias de su lugar de origen, otros con banderas, viseras o bandanas con la imagen de la Virgen.
Habla Bergoglio
Por su parte, el cardenal Jorge Bergoglio, aseguró delante de la Virgen Gaucha que los argentinos quieren ser “un solo pueblo, una familia y para eso no necesitan de ninguna ideología revanchista que pretenda redimirlos”.
“Nuestro pueblo hunde sus raíces en un anhelo de fraternidad y deseo de familia. Hoy venimos a decirle a la Madre que queremos ser un solo pueblo, que no queremos pelearnos entre nosotros y que nos defienda de los que quieren dividirnos”, rogó el purpurado porteño, delante de los miles de fieles que participaron de la misa central frente al santuario mariano.
Tras agradecer a quienes cumplieron por trigésima vez con el “rito” de venir a la “Casa de la Madre”, el Primado de la Argentina instó a los jóvenes a “cargar con tantos hermanos nuestros que, a la vuelta de esta visita, seguramente tendremos que levantar”.
El cardenal Bergoglio exhortó luego a los que siguieron la misa por televisión, a los que están en los geriátricos, en los hospitales y en las cárceles a que griten “Madre, queremos ser un solo pueblo”. Gesto que mereció el aplauso de los presentes.
En las intenciones de la misa también se elevó una plegaria por los jóvenes que sufren y se le pidió a la patrona de la Argentina que “aleje la violencia y la muerte en todas sus formas”.
Si bien la Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular -organizadora de la marcha- no quiso dar cifras oficiales sobre la cantidad de peregrinos, la policía bonaerense estimó que este año se superó “ampliamente” el millón de personas.
La primera peregrinación juvenil a Luján se realizó en octubre de 1974, en momentos de agitación política y de fe contenida, por lo que su organización fue una forma de “sacar afuera” la religiosidad popular.
Aquella vez había sido 50.000 los promesantes, cuando en realidad se esperaban apenas 3.000.
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