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Creció la demanda de piletas, pero la pandemia complica la producción

El 25% de los operarios, no trabaja porque son de riesgo o viven en Córdoba y, por el cierre de fronteras provincial, no pueden entrar a San Luis. A los camiones que transportan insumos les cuesta llegar a Merlo. Podrían vender más, pero no saben si podrán cumplir.

Por Equipo de Redacción MercedesYA
Creció la demanda de piletas, pero la pandemia complica la producción

Ser industrial hace 50 años, lo dice todo. Esa es la carta de presentación de Héctor Luis Goette, dueño de la empresa Sonne y fabricante de las piletas Pelopincho, Tiburoncito y los tejidos vinílicos El Zonda. Hasta hace unos años vendía 300.000 piletas, no daba abasto. Decidió invertir y aumentar su capacidad a 400.000. Desde 2018, todo se derrumbó y su producción cayó al 50%. Este año, estaba esperanzado, tiene una altísima demanda, pero la pandemia lo complicó todo.

Goette arrancó a los 21 años, fundó Tiburoncito. Pero su competencia, los Benvenutti, dueños de la marca Pelopincho habían logrado convertir su marca en un genérico. “Pelopincho era el sueño del pibe”, repetía Goette. Durante la dictadura militar, los Benvenutti no pudieron sobrevivir a las políticas y quebraron en 1982. A mediados de los ’90 no hubo caso y remataron todo. Goette compró la marca y desde ahí no paró. Hoy tiene 71 años.

Se trata de una empresa donde trabaja la familia completa. Su socia es Maria Muzachiodi y los hijos de ambos. Goette explicó a BAE Negocios: “En épocas normales vendemos un 15% y un 85% de Pelopincho. Después de los dos últimos años fatídicos con Mauricio Macri que pasamos de vender 300.000 a la mitad, el comercio tiene un 50% de stock acumulado.

Este año nos hubiera ido mucho mejor, porque la demanda es mayor a los años anteriores, pero el efecto pandemia y la cuarentena nos complicó. Somos 200 en la fábrica, pero hay 40 personas que desde marzo no las vemos, o porque son de riesgo o porque viven en Córdoba. La demanda es mayor, pero por la falta de gente no podemos cumplirla, estamos trabajando con casi 50 personas menos”.

“Ser industrial se lleva en la sangre”

Para dimensionar el día a día. “En julio estuvimos en fase 1 y cerramos una semana. Tenemos problemas con el transporte, todo eso hace que tengamos una producción atada a una serie de variables del día a día. Tengo camiones varados con tubos de acero en Córdoba que no pueden entrar. Indupa me tiene que mandar insumos desde Bahía Blanca que está casi a 800 km de San Luis, pero no quiere entrar por las complicaciones y me los deja en Buenos Aires y tengo que mandar camiones a buscarlos y hacer el doble de kilómetros. Se me llegan a infectar trabajadores y tengo que parar la producción. Si algún día decidís ser industrial, chíflame y te tiro una idea. Ser industrial se lleva en la sangre, es generar un producto, buscar la mejor calidad, perfeccionarlo. Nunca compraría algo para vender en el mostrador. Ver que la gente compra tu producto y le gusta, genera una satisfacción interna que no se compara con nada. Yo desde marzo no puedo ir a la empresa, pero están mis tres chicos al frente de la fábrica”, contó Goette.

Un año en el que podían haber batido récords de ventas, se complicó. El dueño de Pelopincho explicó: “La demanda es alta, pero estamos condicionados con la oferta. No sabemos cuántos días podemos trabajar, dependemos de industrias que son proveedores nuestros y pueden tener problemas. Tenemos límites con la importación de los bienes que necesitamos, hay que ver si nos permiten seguir importando. Habíamos pedido 9 contenedores de hilados de poliester y tuvimos que modificar todas las órdenes porque no se puede importar más de USD 50.000. No puedo vender mercadería si no estoy seguro que tengo stock en fábrica. Soy cauto en no vender lo que no puedo fabricar, no quiero incumplir. En la fábrica, pudimos cumplir con todos los salarios”.

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Precios de piletas Pelopincho

Muchos de los argentinos no se irán de vacaciones, por eso una pileta es una buena opción. Los precios de una Pelopincho van desde los $8000 a $20.000. Todos los accesorios vienen aparte: filtro, cubre pileta, base para que proteja la tela.

Pelopincho, como todas las industrias, dependen del contexto. El año pasado tuvieron que despedir personal y lo recuerdan. “Muchos hablan de macroeconomía y del actual gobierno, pero los dos años anteriores dejaron huellas muy profundas en lo que está pasando. El país va camino a una crisis. Lo escuché al presidente Alberto Fernández, decir que tocamos fondo y discrepo totalmente, vamos a tener un momento muy complicado con crecimiento de la pobreza, posible devaluación por todo lo que se emitió. Con un 56% de chicos menores de 14 años en la pobreza, más todo el tema sanitario, es todo muy complejo. Son nuestro futuro, tenemos que ver en qué condiciones llegan y cómo se capacitarán”.

Acompañado por sus hijos, Marianela, Mariano y Maximiliano está más tranquilo. Don Héctor, sabe que tarde o temprano todo termina. “Todo lo que pasa es muy duro, es importante mantenerse sereno, tener la capacidad para poder sortear esto y tratar de salir adelante, no queda otra. Hasta que no haya vacuna vamos a convivir con un bicho que no se imaginó nadie. Hay que relajarse y aceptar la realidad, no hay que ponerse loco por las ventas que se pierden. Este virus mata, detrás de esto hay muertes. Tenemos que vivir el día a día y Dios dirá. Nosotros estábamos listos para crecer, habíamos invertido, ampliamos la capacidad de producción y aquí estamos. Hay que estar tranquilos para poder estar lúcidos”.

Héctor Goette siempre rescata algo positivo: “Nos cuidamos mucho y no tenemos ni un infectado ni en la planta ni en el centro de distribución de Pilar en Buenos Aires donde tenemos cinco camiones y choferes que recorren las rutas”. Y no es lo es lo único que le devuelve la alegría: “Estamos tranquilos, el 2001 nos dejó una enseñanza, no estamos endeudados. Juré que nunca más íbamos a depender de un préstamo. Todo lo que invertirmos fue con ahorros. La empresa tiene cero deudas, lo que no es poco a esta altura del partido”.

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