La medida se adoptó tras el partido entre Sarmiento - Atlanta donde los simpatizantes locales, tras la expulsión de un jugador, arrojaron al campo de juego un ladrillo y un par de zapatillas, motivando la suspensión del encuentro por un lapso de cuatro minutos. También, se constató la exhibición de banderas de medidas no reglamentarias y otras que fueron colocadas sobre el alambrado olímpico.
Durante el transcurso del encuentro, el árbitro debió hacer retirar a un particular que se encontraba en la zona del túnel protestando los fallos, espacio físico
inhabilitado para el ingreso de personas no autorizadas por la reglamentación deportiva.
Una vez finalizado el partido, cuatro directivos del club local increparon al árbitro en el recinto del vestuario y debieron ser retirados por la Policía.
Posteriormente, en momentos que la terna arbitral se retiraba del estadio, simpatizantes locales se abalanzaron sobre el móvil policial, insultaron a los jueces, arrojaron proyectiles y golpearon los vidrios con violentos golpes de
puños.
Cabe destacar, que el Club Sarmiento de Junín posee antecedentes de violencia en anteriores encuentros futbolísticos.