El mediodía en Moreno se convirtió en un escenario de tensión extrema cuando trabajadores de la plataforma PedidosYa se manifestaron exigiendo mayor seguridad, tras el homicidio de un compañero que recibió siete puñaladas. La conmoción por este crimen desató una protesta espontánea, con vecinos y repartidores reclamando soluciones inmediatas frente a la creciente ola de delitos.

El malestar hacia la intendente Mariel Fernández, del Movimiento Evita, y el gobernador Axel Kicillof quedó en evidencia, ya que los manifestantes consideran insuficientes las acciones para frenar la inseguridad en la zona. La protesta escaló rápidamente cuando un grupo arrojó piedras contra el edificio municipal, desencadenando una dura respuesta de la policía de la provincia.

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La intervención policial estuvo marcada por un uso excesivo de la fuerza, con balas de goma y gas pimienta que dispersaron a los manifestantes en medio de escenas caóticas. Este episodio, lejos de calmar los ánimos, avivó la indignación en un distrito que vive con el hartazgo de convivir diariamente con el miedo y la violencia.

Moreno, una localidad en pie de guerra, se ha convertido en un ejemplo del descontento social frente a la inseguridad y la sensación de abandono en la provincia de Buenos Aires. La represión no hizo más que profundizar el quiebre entre los vecinos y los responsables políticos.