Bayer: El negocio del miedo
Y es que en esta ciudad industrial tiene su sede el consorcio químico-farmacéutico Bayer, productor mundial —y dueño de la patente— del antibiótico Cipro, el más efectivo para combatir los efectos del ántrax.
Bayer —que cuenta con 117 mil empleados y realiza operaciones comerciales por 30 mil millones de dólares al año— incrementó la producción de Cipro para atender la emergencia en Estados Unidos.
Wolfgang Plischke, representante de Bayer en Estados Unidos, declaró: “Estoy agradecido de que nuestras investigaciones de fármacos hayan sido exitosas para desarrollar un medicamento que, en este estado de emergencia, puede ayudar de manera decisiva. Los trabajadores de Bayer están muy motivados para satisfacer todas las exigencias”.
No era para menos. Después de arduas negociaciones, Bayer logró que los gobiernos de Canadá y de Estados Unidos respetaran los derechos de su patente y evitar así que otras empresas farmacéuticas produjeran un genérico contra el ántrax.
A principios de octubre, el gobierno de Canadá anunció que había ordenado a una empresa de genéricos producir 1 millón de pastillas de Cipro. Los abogados de Bayer amenazaron con una demanda legal contra el gobierno de Otawa por pasar por encima de sus propias leyes de protección de patentes. Además, dijeron, ni siquiera se ha presentado un caso de ántrax en territorio canadiense.
En Estados Unidos, el gobierno de George Bush hizo un amago similar.
Philip Minkes, miembro de Koordinationn Gegen Bayer-Gefahren (Coordinación Contra los Peligros de Bayer) —organización no gubernamental que da seguimiento a las operaciones de esta empresa farmacéutica—, cuenta la historia de esta negociación:
“Después de los primeros casos de ántrax, el gobierno de Estados Unidos quiso comprar mil millones de tabletas. Bayer aumentó su producción. Pero el precio de la tableta que el consorcio vendía al ministerio de Salud de Estados Unidos era de 1.77 dólares. Al surtir mil millones de tabletas, las ganancias para Bayer serían de mil 770 millones de dólares. Un negocio redondo, considerando que el precio de producción de una tableta de Cipro es de unos cuantos centavos. Washington se negó a pagar ese precio. La confrontación no se hizo esperar.
“Bayer apeló a la ley de protección de patentes de Estados Unidos, que le otorga exclusividad para producir Cipro hasta el 2003. Como ultimátum, el ministerio de Salud pidió a Bayer bajar el precio de la tableta a menos de un dólar o de lo contrario desconocería la patente del antibiótico. Bayer aceptó. El 24 de agosto, Tommy Thompson, ministro de Salud, hizo pública la compra de 300 millones de tabletas a 95 centavos de dólar cada una. Aun así, las ganancias para el consorcio alemán serán multimillonarias.”
Como parte del acuerdo, Bayer surtirá 100 millones de tabletas en lo que resta del año y el ministerio de Salud tiene posibilidad de adquirir otros 200 millones “en caso de que sea necesario”.
Para mejorar su imagen y subsanar los “malentendidos” con Washington, Bayer ofreció donar 2 millones de tabletas a los miembros de los servicios de rescate, y otros 2 millones para los trabajadores del servicio postal, que tienen trabajo especialmente peligroso por su eventual contacto con sobres contaminados con ántrax.
Previamente, Canadá había llegado a un acuerdo similar, aunque nunca se anunció el precio de descuento que le ofreció Bayer.
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