Por Carlos Soto:

Quiere el destino o la casualidad que quien está escribiendo estas líneas es el hermano de Paola Soto, aquella niña por la que Hernán hizo su mejor esfuerzo para robarle una sonrisa. Un cuento que mezcla la ternura de esos amores de nuestra infancia inocente y lo difícil que a veces resulta tomar una decisión que puede definir nuestro futuro, sin vuelta atrás.

Hoy, por destino o casualidad, escuché una vez más esta historia de boca de su autor. Hernán eligió hoy, en Perros de la Calle, en Urbana Play, traer a nuestras memorias aquel relato.

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Y mientras lo escuchaba, no pude despegarme de la idea de que Hernán, como si se hubiese puesto en el papel de Diego Caprio, nos planteó a todos los mercedinos un desafío similar: “Si me das por 99 años el predio de Dupont, y por voto unánime, te doy mi universidad”.

Acá viene la parte del cuento de Hernán donde describe el sentimiento de vejación, su teta, y dice que él estaba ahí “turgente, disponible, amistoso”, como el predio de Dupont. Y a los mercedinos se nos planteó una encrucijada similar. Había que actuar con muchos reflejos.

Si bien Hernán cuenta con la mayoría de los votos en el Concejo Deliberante, parece que no le alcanza. La pretensión es conseguir unanimidad, y sino se va con el proyecto a otra parte. Una pena, porque en el HCD la mayoría de los proyectos se definen por mayoría simple, muchas veces luego de varias negociaciones y modificaciones. Raramente hay unanimidad, por suerte. Hoy en una entrevista radial, Hernán, poniéndose en abogado del diablo de sí mismo, según dijo, comentó que otros podían ver esta actitud como caprichosa. Bueno Hernán, te lo confirmo, y yo soy uno.

Como bien lo explica Clara Zunino en el video difundido con motivo de una controversia suscitada en la campaña electoral de 2023, y que acompaña esta nota, el predio tenía hasta hace pocos meses otra finalidad, más amplia a mi entender y el de muchos, una fabrica de ideas que también incluía la participación de Orsai, y de Hernán claro.

Y es acá donde se plantean un montón de otras preguntas, en las que nada tiene que ver Hernán, por supuesto. ¿Qué pasó con aquel proyecto? ¿Por qué el municipio abandonó aquella idea? ¿Tenía razón Noelia Ruiz cuando decía que solo eran promesas electorales sin sustento?

Sé que Hernán, según dijo en la entrevista radial de hoy, “no tiene tiempo para las pelotudeces que dice MercedesYA”, pero si a alguien cercano le llegan estas líneas, avísenle que yo creo que todavía hay tiempo. Que si es verdadero el amor que suele expresar por nuestra ciudad, recapacite, que ponga su mayor esfuerzo e intente provocar una sonrisa en nosotros, como lo hizo con Paola Soto.