“No hay plata”, “No tenemos ni para el gasoil” es la respuesta que algunos vecinos del barrio dicen haber recibido desde el área de Servicios Públicos ante los reiterados reclamos.

En la intersección de las calles 158 y 61 Bis, un deteriorado caño de alcantarillado ha generado preocupación entre los vecinos desde noviembre pasado. La rotura, que inicialmente parecía un problema menor, ha crecido día a día, convirtiéndose en un punto de tensión en la comunidad barrial.

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El reclamo de los residentes hacia las autoridades municipales ha sido constante, exigiendo una solución urgente para evitar más accidentes. Algunos automóviles ya han caído en el hoyo que se abre en medio de la calzada. Sin embargo, la respuesta por parte del municipio ha sido muy limitada, reduciéndose apenas a la colocación de lo que parece ser una señal de advertencia.

A pesar de esta señalización, el pozo sigue siendo un peligro latente, especialmente durante la noche o en condiciones climáticas adversas, cuando la calle, también se inunda producto de la rotura que ha obstruido el caño que cruza de lado a lado de la calle. Los vecinos, preocupados por la seguridad vial y el estado de la calle, esperan con ansias una acción definitiva por parte de las autoridades.

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La situación ha generado frustración entre los residentes, quienes ven cómo el problema persiste sin una solución clara a la vista. Mientras tanto, el pozo continúa su expansión y ya se ha sumado una segunda abertura, recordando a todos la urgencia de abordar esta cuestión antes de que surjan consecuencias más graves.

A medida que el debate sobre la responsabilidad y la acción municipal continúa, y de como prioriza algunos gastos por sobre otros, los vecinos permanecen en vilo, esperando que sus preocupaciones sean escuchadas y que se tomen medidas concretas para abordar este problema que afecta la calidad de vida en el vecindario.