NO LOGRAN BAJAR LA TEMPERATURA DEL CONFLICTO CON LOS DESOCUPADOS
La coordinadora de Desocupados y la dirigencia política local han comenzado a tirar de una cuerda para ver quién puede más. Las primeras pulseadas fueron ampliamente ganadas por los sectores que iniciaron las demandas sociales, que por cierto no son nuevas, dado que esta organización de lucha lleva seis años discutiendo contra el modelo y reclamando por mejores condiciones de vida.
Pero la fuerte crisis que agobia a la Argentina y la presión de los movimientos en todo el país, también se trasladó a Mercedes, donde se observa un crecimiento de la tensión, que tuvo su pico el pasado miércoles cuando este grupo provocó un corte en la avenida 29 durante buena parte de la mañana y a pesar de haber sido intimados al desalojo resistieron sin inmutarse. Esa mañana hubo circunstancias de todo tipo, y por primera vez, públicamente y con mucha fuerza, le pidieron al Intendente Municipal Julio Gioscio, que si no podía dar respuestas a los reclamos “que se vaya”.
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La Coordinadora viene llevando adelante una protesta, que en parte de ha ido cumpliendo. Hace diez días atrás se trasladaron a la puerta de un supermercado y ante la negativa de dar respuestas, exigieron al Concejo Deliberante alguna salida. Ese día, y por gestiones de ediles ante el Ejecutivo consiguieron que se entreguen bolsas de alimentos, con mercadería de emergencia. Fue la misma bolsa que horas más tarde la abrieron ante su rostro al gobernador Solá, quien había prometido incrementar la ayuda alimentaria para este distrito. Pero ese mismo viernes, y sin mayor difusión, el primer mandatario bonaerense, había entregado alrededor de 1.500 pesos en vales para este grupo, que fueron repartidos según sus propios listados. La trascendencia de esta noticia provocó dos fenómenos: el primero es que más desocupados se sumaran a la protesta frente al Palacio Municipal y el segundo es que desde distintos sectores se le escuchó decir a los dirigentes, especialmente del oficialismo, que se estaba dando respuestas a quien gritaba más fuerte, cuando las necesidades eran similares.
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La jornada del miércoles, fue otra página tensa de este tire y afloje. Los movilizados buscaron encontrar rápidamente la ayuda extra que Solá había prometido, la que se le pidió primero al Secretario Municipal, Miguel Vita y luego a los ediles del PJ.
Juan Carlos Benítez tomó contacto esa mañana con la gobernación y se le hizo saber que la ayuda estaba en marcha, pero que estaba atravesando los carriles burocráticos que estos aportes suelen tener. Ante este panorama se volcaron a la avenida 29 y produjeron un “piquete céntrico”, obligando a que los vehículos debieran cambiar su recorrido. Hubo reuniones de todo tipo y el ambiente se fue poniendo cada vez más tenso.
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DESENCUENTRO
Mientras el corte de la avenida se estaba produciendo y promediaba la mañana, apareció en medio de la movilización, el Intendente Gioscio, acompañado por el titular del Concejo Deliberante, Carlos Selva. En principio el primer mandatario fue aplaudido, pero cuando entabló el primer cruce de palabra con los referentes del Polo Obrero todo se complicó. Gioscio les dijo que si en veinte minutos no despejaban la 29 iban a ser desalojados.
Esto significaba en términos entendibles, que el dispositivo policial que se había montado podía llegar a entrar en acción.
Los miembros de la Coordinadora dudaron de la legitimidad del jefe comunal, le enrostraron que hasta había perdido las elecciones internas, Gioscio les respondió que el PJ estaba unido y que había ganado teniendo a Selva a su lado, pero todo concluyó a los gritos: unos reclamando ayuda, y otros pidiendo que permitan pasar a quienes querían transitar libremente por la ciudad.
Obviamente los concejales opositores se pusieron a un costado de este enfrentamiento y opinaban que tantas veces estaba cortada la 29 por desfiles u otros actos, que no era tan grave lo que estaba sucediendo. Los problemas no habían terminado. Más bien comenzaban. Cerca del mediodía, cuando Gioscio dejó la Municipalidad fue insultado, sin que haya respondido a esas vociferaciones.
OTRO INTENTO
Los Desocupados buscaron esa mañana nuevos aportes alimenticios, teniendo en claro que no habían nacido para reclamar un plato de lentejas, sino fuentes de trabajo. La movilización apoyó ese criterio, no obstante subieron hasta el Concejo Deliberante, donde los representantes políticos ya tenían definida una estrategia. La misma significaba que no iban a existir privilegios en el reparto de la asistencia, dado que no estaban de acuerdo en entregar alimentos a quienes hicieran más ruido, sino a quienes verdaderamente lo necesiten.
El encuentro entre concejales y movilizados llevó más de una hora de negociación, sin que hayan avanzado un paso más. El jueves continuó el ir y venir de la Coordinadora, quien aceptó que los alimentos sean entregados este lunes, junto a las entregas barriales que están previstas, ni antes ni después. También habría quedado establecido que los planes de empleo se iban a ir concretando paulatinamente, a razón de veinte puestos por semana, hasta llegar a los doscientos que aparentemente se destinarán a Mercedes. Como supo definir Benítez durante aquella jornada en que estuvo el Gobernador, la relación entre el Municipio y el Polo Obrero es de “amor-odio”, y cuando esa pulseada la gane el último término de esa conjunción, el conflicto puede llegar al punto de ebullición.
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