Irak: la guerra será sangrienta
BAGDAD (AP).- El presidente de Irak, Saddam Hussein, rechazó ayer el ultimátum de los Estados Unidos para que se marche al exilio si no quiere enfrentar una guerra a partir de esta noche. En una aparición televisiva en la que por primera vez desde la Guerra del Golfo de 1991 se lo vio vestido de uniforme militar, Saddam y sus hijos advirtieron que sus tropas presentarán “una batalla sangrienta” contra una invasión.
En abierto desafío a los más de 300.000 efectivos norteamericanos y británicos desplegados en la región, que anoche recibieron la orden de prepararse para la invasión, Uday Hussein, el primogénito del presidente, dijo que “la propuesta de Bush demuestra que es un subnormal”. Y reiteró que los iraquíes se preparan para defenderse de un ataque extranjero que el gobierno ya concibe como “la batalla final de Irak”.
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“Los soldados estadounidenses que ataquen Irak lamentarán su mala suerte, y sus mujeres y sus madres llorarán sangre en lugar de lágrimas”, advirtió Uday en un comunicado que difundió la cadena oficial de televisión.
Miles de iraquíes irrumpieron en las calles de Bagdad para mostrar su apoyo al líder del régimen respondiendo a la convocatoria que el gobierno hizo por el canal oficial y la radio.
Unas 5000 personas se reunieron en el área de Al-Mansour en la capital. Con fusiles, vistiendo el uniforme verde oliva del oficialista Partido Baath y portando imágenes de Saddam, muchos iraquíes marcharon prometiendo dar “la sangre y el alma” para defender a su presidente.
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Al mismo tiempo, las Naciones Unidas retiraron del país a los inspectores de armas y pusieron fin, por segunda vez en doce años, al esfuerzo por verificar si Irak continuó o no desarrollando armas de destrucción masiva.
Anteanoche, en un discurso cargado de dramatismo, el presidente de EE.UU., George W. Bush, le dio a Saddam 48 horas para abandonar el poder o enfrentar la guerra y prometió que “el tirano se irá pronto”. Sin embargo, el líder iraquí dijo que no irá a ninguna parte y luego de reunirse con el órgano más alto del ejecutivo, el Consejo de Comandantes de la Revolución, rechazó cualquier orden de Bush.
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“Irak no es una empresa cuyos dirigentes se nombran desde Estados Unidos. Es un país que debe tratarse con respeto”, expresó el comunicado divulgado por Bagdad.
“El pueblo iraquí es el que elige a sus dirigentes”, dijo, en el mismo sentido, el ministro de Relaciones Exteriores de Irak, Naji Sabri, quien consideró que “debería ser Bush quien parta al exilio” ya que, opinó, es el presidente estadounidense quien está “poniendo en peligro al mundo entero”.
Sabri consideró que las armas de Israel, principal aliado de Estados Unidos en Medio Oriente, “también deben destruirse” y rechazó que su país tenga armas de destrucción masiva al señalar que “dejamos que los inspectores de la ONU revisaran de manera sin precedente, sin ningún tipo de restricciones”, las instalaciones de Irak, durante más de 1000 visitas de inspección.
“Estados Unidos está atacando a este país desde hace 14 años y ahora, a pesar de toda esta campaña sucia, no puede engañar al mundo”, dijo el canciller iraquí.
Saddam, quien gobierna Irak desde 1979, encabezó además una reunión con sus jefes militares de la que tomó parte su hijo Qusay, líder de la Guardia Republicana, los cuerpos de elite que se encargan de la defensa del presidente. La televisión iraquí dijo que el encuentro sirvió para ultimar los preparativos militares y revisar los planes de defensa ante la guerra.
De carácter similar al de su padre, Uday Hussein estaba destinado a suceder a éste al frente del régimen hasta que un intento de asesinato que sufrió en 1996 le dejó como secuela una parálisis parcial que le impide realizar algunas actividades.
El papel de heredero lo asume desde entonces su hermano menor, Qusay, más reservado, a cargo de los servicios secretos y cuyo abandono del país es también exigido por Bush.
En busca de provisiones
La población de la capital corrió a los mercados y estaciones de servicio para almacenar provisiones y combustible antes de que se inicien los bombardeos. Muchos comercios, sin embargo, se vieron ayer completamente vacíos, ya que los propietarios optaron por retirar los productos y trasladarlos a depósitos, a resguardo de los ataques.
Asimismo, en el Aeropuerto Internacional Saddam, cientos de pasajeros procuraron conseguir un asiento en los vuelos que partían con destino a Jordania y Siria, los únicos dos destinos que ayer se mantenían abiertos.
El éxodo de periodistas extranjeros y de personal internacional y diplomático, que fue incesante en los últimos días, continuó ayer.
Los inspectores de armas de la ONU partieron en un vuelo muy temprano con destino a Chipre luego de recibir la orden del secretario general, Kofi Annan, para que dejaran el país.
“Desafortunadamente, tenemos que irnos ahora”, dijo en el aeropuerto el vocero de los monitores de armas, Hiro Ueki. “Creo que los inspectores y los equipos de colaboradores hemos dado lo mejor de nosotros”, se lamentó mientras partía del país. Los embajadores de Grecia y Francia salieron de Bagdad por ruta rumbo a Jordania.
El canciller iraquí cuestionó duramente a Annan por el retiro de Irak de los inspectores de armas, de los observadores que controlaban la zona desmilitarizada en la frontera con Kuwait y de trabajadores humanitarios.
Consideró que la medida fue una grave violación de las resoluciones de la ONU que dejó libre “el camino para una agresión”.
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