GUATEMALA RECIBE A JUAN PABLO II
La avión de la aerolínea Taca en el que viajaba el Pontífice aterrizó en torno a las 14.20 local (2020 GMT) tras un vuelo de más de cuatro horas desde la ciudad canadiense, donde participó en la Jornada Mundial de la Juventud.
El Papa permanecerá en Guatemala hasta el martes, día en celebrará una misa y canonizará al Hermano Pedro de San José de Betancur, un laico español del siglo XVII que dedicó su vida a cuidar a los enfermos y desvalidos y a fundar una orden religiosa para promover su fe.
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Esta es la tercera vez que Jua Pablo II visita el país centroamericano a lo largo de su Pontificado. Las dos ocasiones anteriores fueron en 1983, en plena guerra interna; y en 1996, cuando dio un impulso decisivo a los Acuerdos de Paz que se firmaron meses después.
El Papa trae un mensaje de reconciliación para un pueblo que sufrió una guerra civil de casi 36 años que dejó un saldo de 200.000 muertos y desaparecidos, y cuya sociedad enfrenta numerosas dificultades para consolidar su joven democracia.
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Breve ceremonia
Tras su llegada al aeropuerto, Juan Pablo II descendió del avión es ascensor y luego fue conducido en una plataforma móvil hacia la cercana explanada donde lo recibieron las autoridades políticas y eclesiásticas de Guatemala.
El Pontífice, visiblemente cansado, subió con esfuerzo las gradas hacia el sillón que le reservaron para presidir la ceremonia.
El Papa de 82 años se puso de pie para escuchar el himno nacional guatemalteco entonado por un coro de niños ataviados con ropas de las distintas regiones y etnias del país.
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Luego recibió el saludo del presidente Alfonso Portillo, quien recibió al Santo Padre como “símbolo de la reconciliación de la humanidad”.
“Guatemala necesita reconciliarse”, dijo Portillo mientras el Pontífice lo escuchaba. “Los guatemaltecos necesitamos reconciliarnos entre nosotros mismos”, agregó.
“Tenemos que vencer el miedo, desterrar el odio, la envidia y la maledicencia”, agregó el presidente guatemalteco, “con víctimas y victimarios reconciliados”.
Juan Pablo II saludó en un breve mensaje al “pueblo guatemalteco, ansioso de paz y reconciliación, tanto en su seno como con los pueblos vecinos y hermanos”.
“Dios os bendiga a todos, especialmente los pobres, los indígenas, los campesinos y los marginados, y sobre todo a cuantos sufren en el cuerpo o en el espíritu”, agregó el Papa.
Luego de la ceremonia en el aeropuerto, el Pontífice subió en el “papamóvil” y se internó por las calles de Guatemala rumbo a la nunciatura, donde tenía previsto descansar. Miles de guatemaltecos, muchos de ellos ataviados con los tradicionales vestidos mayas, se agolparon en las calles de la capital con la esperanza de ver al Pontífice de 82 años
La canonización
El acto protocolar en el aeropuerto era la única actividad prevista para el lunes. El martes se celebrará la misa de canonización del beato Hermano Pedro, y horas después, el Papa partirá rumbo a México, tercera y última etapa de su gira número 97. El regreso a Roma está previsto para el 2 de agosto.
Horas antes de la llegada del Pontífice, el joven español Adalberto González, cuya curación milagrosa fue el factor que permitió la canonización del beato, aseguró ante el asedio de la prensa que “no me siento protagonista; el protagonista es el Hermano Pedro”.
González, oriundo del pueblo canario de Vilaflor, el mismo del misionero laico, tenía cinco años en 1985 cuando se curó en forma inexplicable de un linfoma y tumores en los intestinos. Su madre y su familia pidieron la intercesión del Hermano Pedro y atribuyeron a ella el resultado milagroso.
El proceso de beatificación y canonización ha durado más de tres siglos.
Guatemala se paraliza para recibir al Papa y prácticamente no habrá actividades oficiales, comerciales ni educativas en este país de considerable mayoría católica pese al avance de numerosas sectas evangélicas.
La Iglesia Católica guatemalteca espera que la presencia papal por tercera vez le ayude a resistir el embate de las sectas y que a la vez contribuya a su llamamiento constante en defensa de los derechos humanos y en contra de la corrupción.
La visita papal ha sido precedida por una procesión de fieles por la ciudad de Antigua Guatemala, donde vivió el Hermano Pedro, como lo conocen los guatemaltecos.
Una multitud de peregrinos acudió en los últimos días a la Iglesia San Francisco el Grande para venerar al próximo santo de la Iglesia Católica.
Según el fraile franciscano Rafael Lara, de la Iglesia de San Francisco, el beato “fue un hombre sumamente simple, nos demostró que no es necesario tener una gran sabiduría intelectual para llegar al corazón del pueblo a través de una fe pura, transparente el pueblo siente que se le está acompañando”.
Desde mucho antes de que la Iglesia Católica tomara la decisión de canonizarlo, el futuro santo, de origen español, ya se había convertido en una especie de héroe para los guatemaltecos, y se le atribuyen todo tipo de milagros.
Ahora que será canonizado, al hermano Pedro lo veneran más que nunca y el fervor religioso ha aumentado ante la llegada del Papa.
Se estima que más de medio millón de fieles estarán presentes este martes en la ceremonia de canonización del Hermano Pedro
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