Evitar lo inevitable
Nota de la Redacción – El domingo 2 de septiembre, alrededor de las 06:00 de la mañana, sólo por esas cosas de la vida, no sucedió un accidente de trágica dimensión en donde iban a estar involucrados varios jóvenes que salían de bailar de un boliche sito sobre la banda nacional de la Ruta 5, cercano al kilómetro 100 de nuestra ciudad.
El relato es en primera persona. Estábamos en la escena del hecho y también lo podemos contar, por una enorme protección que tuvimos.
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La madrugada estaba totalmente cerrada por la niebla. Volvíamos en un taxi de un festejo familiar desde el salón La Quinta y regresábamos al centro por la ruta, a una velocidad muy prudencial por cómo se presentaba el amanecer del domingo. El chofer y quienes ocupábamos el vehículo, a medida que nos acercábamos a la rotonda de acceso de la ciudad, observamos una considerable cantidad de jóvenes que caminaban por la banquina de la ruta en dirección a la Avenida de los Inmigrantes. Primer gran error de no hacerlo de la banquina contraria de frente a los vehículos que circulan por la ruta. Fue por ello que la prudencia del taxista fue aún mayor, disminuyendo todavía un poco más su marcha.
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Insistimos, era una noche muy cerrada. De repente, detrás del manto blanco de la niebla, irrumpen a menos de diez metros, aproximadamente unos 20 chicos que estaban arriba del asfalto. Quienes ocupábamos el taxi nos quedamos sin palabras ante el inminente impacto, y el taxista no pudo hacer más que una maniobra, esquivarlos hacia el lado contrario de su mano, porque si lo hacía hacia su banquina, atropellaba a todos los demás que estaban junto a ellos. El desenlace pudo haber sido fatal para ellos y también para nosotros, porque en ese instante ningún vehículo pasaba por la mano contraria.
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Crean lectores, que como dice el dicho, apenas entre el vehículo y los chicos, pasaba un “pelo de laucha”, y pasó. Por fortuna de ellos y nuestra. Pudo haber sido una tragedia. Para todos. Para los pibes que no tuvieron un gramo de conciencia del peligro y para nosotros si el coche los impactaba de lleno o si venía otro por la ruta y nos chocaba. Trágico por donde se lo mire.
Lógico que ya es anécdota, pero no queríamos dejarlo pasar. Qué padre sabe de esto que sucedió? Qué autoridad? Qué control existe a la salida? Por eso lo contamos. Para que todos estén enterados de algo que no sucedió, pero que inevitablemente va a suceder si no se toma esta experiencia para poder corregir la situación. No podemos dejar de contarlo. Todos están avisados. Por favor, no esperemos a que todo sea parche. En este bendito país, tantas cosas pudieron evitarse y nos han marcado de inmensos dolores, heridas que no se van a cerrar y no aprendemos.
Ojalá esta nota se viralice. Ojalá lectores la puedan viralizar. Todos, quienes se sientan responsables de evitarlo, accionen. No esperemos a lamentarnos. Por favor, evitemos lo inevitable.
Nadie nos lo contó. Lo vivimos en persona. Y agradezco al taxista, que ni el nombre le pregunté, pero es de Taxi Unión, que gracias a su lucidez, hoy estamos todos vivos.
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