DIA 11 - ERRORES DE PLANEAMIENTO
“El enemigo contra el cual estamos luchando es diferente al que previmos en nuestros juegos de guerra”. Así lo declaró al The Washinton Post el general William E. Wallace, comandante de las fuerzas de tierra en Iraq.
A la pregunta sobre si la guerra podría ser más larga de lo imaginado, se limitó a responder: “Empieza a verse así”. El presidente George W. Bush, disgustado con el general Wallace. reiterando su fe en el triunfo final, en la mañana del sábado 29 dijo: “Los combates son feroces y no sabemos su duración”.
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Los choques de opiniones en los ambientes gubernamentales y militares de los Estados Unidos, se reflejan también en los similares medios de la Gran Bretaña, su principal aliada.
El londinense The Guardian, por ejemplo, se opone al envío de más soldados a Iraq y ponerlos bajo comando norteamericano, haciéndose eco de semejantes protestas entre los conservadores de la Cámara de los Comunes y no pocos laboristas.
Los ingleses, quienes tienen dolorosas experiencias de desastres de luchas en el desierto, pues ya les ocurrió en Irak, Irán y Afganistán, saben de qué hablan.
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En este último país, en el siglo XIX perdieron un ejército de 16.000 hombres en retirada a Pakistán, donde llegaron con vida solo dos: un médico inglés y un sargento pakistaní. Los cadáveres del resto quedaron en el desierto entre Kabul y el Paso de Kibir, que cruzaron, entre otros conquistadores, Alejandro Magno, venido del Oeste, y los arribados del Este, como Gengis Kan o Tamerlán.
Como siempre, ahora se busca un culpable y a ambos lados del Atlántico, señalan al Secretario de Defensa estadounidense, el super halcón Donald Rumsfeld, jefe de un grupo de muy belicistas de civiles teóricos y algunos militares, que hasta ahora ha impuesto su voluntad, con el entusiasta apoyo del presidente George W. Bush.
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Se cumple una vez más la repetida frase de Napoleón Bonaparte: “La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana”. O también podría aplicarse una opinión criolla, la del talentoso Arturo Jauretche: “Los intelectuales empujan para que los hombres peleen”, aunque en el caso de esta guerra, el lugar de los intelectuales lo ocupan los angurrientos mandamases de las grandes multinacionales petroleras.
Ya no son secretos los duros enfrentamientos entre el grupo halcón de Rumsfeld y su Pentágono, contra quienes no son precisamente palomas, el secretario de Estado, Colin Power, y el jefe de la CIA, George Tenet.
Los halcones descontaban que los opositores iraquíes a Saddam Hussein se levantarían en su contra y dominarían las ciudades, mientras que multitudes saldrían a los caminos a aplaudirlos como libertadores. Pero no resultó así, pues la mayoría chiita que tanto luchó contra el hombre fuerte de Bagdad, no sólo no han actuado en el sentido esperado, sino que, tanto los del Norte como los del Sur, no se sublevaron y en buen número se han puesto del lado contrario a los invasores.
Es evidente que los iraquíes opositores no desertaron ni buscaron refugio en los vecinos países islámicos de Jordania, Siria o Irán. Por el contrario, los ya exiliados, están retornando como pueden para “combatir a los enemigos de Alá”. Con ese sentir religioso recuerdan a los cristianos que “Iraq es tierra de profetas y cuna de Abraam, el padre de tantos de ellos”, como los palestinos afirman que “Jesús nació palestino”.
Basora, la 2da. ciudad del país y centro petrolero, al igual que su cercano puerto ya licitado para exportar combustibles, no han sido dominados, como tampoco Nasiriya. Esto le ha permitido a Saddam Hussein burlarse desde su televisión diciendo: “Que se sigan paseando por el desierto”.
La inexperiencia de lucha en desiertos, incluyendo el no poseer la vestimenta adecuada (tanto en formas como en colores) está haciendo muy penoso el avance hacia Bagdad, suponiendo que su caída significará la muerte del dictador y el fin de la guerra.
El originariamente muy belicista The Wall Street Journal, medio de comunicación que representa las especulaciones bursátiles, el pasado miércoles 26 reproduce un informe del sargento Martín Berns a sus infantes, los más próximos a Bagdad: “Solo pueden contar con dos comidas al día de ahora en adelante”. También dice que “funcionarios del Pentágono reconocieron que algunos elementos de la 3ra. División tenían provisiones limitadas, tanto de alimentos como agua, aunque insistieron en que el problema sería resuelto próximamente. Son indicios de que no todo está funcionando como se pensaba en los planes de guerra”.
Alguien debe estar acordándose de Napoleón, quien advertía, más o menos con estas palabras: “la victoria se confirma cuando pisa el zapato del infante la tierra en disputa”. Y ese parece ser el mayor error de los estadounidenses al confiar, en exceso, en la aviación, en los misiles inteligentes, las fuerzas blindadas, etc. Por su parte, el Pentágono anuncia que enviará 100.000 infantes más “en un par de meses”. En la misma fuente en febrero se dijo que “la guerra sería un paseo”.
Frente a la falta de infantería, se lamenta la “traición” de Turquía, que a pesar de ser tan dependiente de los Estados Unidos, negó el paso de 60.000 hombres para introducirse en Irak por el Norte, quedándose en aguas del Mediterráneo. En estos días se informó el envío de 1.000 paracaidistas al Kurdestán iraquí, sorprendiendo que hayan sido recibidos por el fuego de los kurdos, que se los descontaba como aliados a los estadounidenses, y enemigos de Saddam Hussein.
Evidentemente, la realidad parece otra muy distinta. La larga vía de abastecimiento de las fuerzas por el desierto camino a Bagdad, sufre ataques de paisanos fedayines de civil, organizados en guerrilla, que golpean y de esfuman, beneficiados por la sorpresa y el conocimiento del terreno. Y los suicidas ya están aterrorizando.
Sin embargo, todas estas noticias adversas a los invasores, ante la colosal disponibilidad de los anglosajones en material mortífero y destructor sin precedentes en la historia del mundo, podrán permitir a los invasores tomar ciudades, convertidas en escombros. Pero, dada la combatividad iraquí, podrá darle victorias parciales más el país no podrá gobernarse. Mientras eso ocurre, muchos piensan en las retiradas de USA de Vietnam, Líbano y Somalía.
En Iraq parece pensarse en la consigna del general Charles De Gaulle lanzada desde Londres: “La Francia ha perdido una batalla, pero la France no ha perdido la guerra”.
La línea terrorífica a seguir, parece sugerirla el Wall Street Journal, citando a “un oficial militar” que no identifica: “Creo que los iraquíes están perdiendo pero no lo saben. Podríamos necesitar ser un poco menos cuidadosos: hacer que sus luces vacilen o interrumpìr sus telenovelas”. Pareciera pensar que deben dejarse de lado escrúpulos humanitarios y arrasar a Bagdad, de casi cinco millones de habitantes, en su mayoría mujeres, ancianos y niños, sobrevivientes a más de 2.000 misiones de bombardeo..
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