60 toneladas de pintura ecológica para la torre eiffel
Los primeros brochazos simbólicos fueron dados por las autoridades municipales de París. El trabajo de verdad comenzará el próximo lunes para finalizar en febrero de 2003.
Conforme a la normativa vigente, el plomo ha sido sustituido por el fosfato de zinc como agente anticorrosión. Además, la pintura empleada está reforzada por una resina especial resistente a la lluvia ácida.
La contaminación atmosférica es el principal enemigo de la Dama de Hierro, junto a los excrementos de las aves. Se ha comprobado que la parte superior de sus 324 metros de altura (antenas incluidas) es la más expuesta a la polución. Por eso se ha decidido pintar la zona comprendida entre la cima y el primer piso cada cinco años, en lugar de cada siete como hasta ahora. En el área inferior basta un tratamiento cada diez años.
La campaña aplicará 60 toneladas de pintura sobre 200.000 metros cuadrados de superficie. Los 25 acróbatas de la brocha gorda se encargarán de este trabajo de altura.
Entre ellos figura Christian Villanova, oriundo de Barcelona. “No hay que tener vértigo”, afirma con más razón que Pero Grullo.
La tarea se hace a mano. Nada de pistolas ni brochas de mango largo. Guías de alta montaña han colocado 50 kilómetros de cables de seguridad. Pintores y útiles, incluidos brochas y botes, permanecen siempre atados. Unas redes especiales previenen las caídas accidentales.
Desde 1968, el color es el mismo: el “marrón Torre Eiffel”. Una fórmula exclusiva y secreta con tres tonos, el más claro en lo alto, para acentuar la línea. Antes, la torre ha estado pintada de rojo, de ocre y hasta de amarillo. La coloración actual permite destacar la silueta en el cielo de París. Y favorece su iluminación dorada, que a partir de 2003 recuperará el centelleo a las horas en punto probado con motivo del cambio de milenio.
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