Vacunación en pausa: por el feriado largo se dejó de vacunar en Mercedes
El día 13 de mayo se anunciaba que, para evitar el movimiento de gente por turismo que, como fue probado durante el verano, propicia la propagación del coronavirus, se postergaba el feriado largo turístico del 25 de mayo. Pero a los pocos días hubo una contramarcha.
¿La razón de estas idas y venidas? La necesidad imperiosa de utilizar el recurso del confinamiento para evitar propagar la pandemia ante la inminente crecida del “tsunami”, tal cual describió el Gobernador Kicillof a la ola de contagios, encontró ahora en este fin de semana largo la oportunidad de juntar esos días a los de los del fin de semana siguiente, más tres días que quedaron en el medio armando un “paquete” de 9 días en el que debemos quedarnos en nuestras casas para menguar la propagación del covid-19. De esta manera “se pierden solo 3 días de trabajo” aseguran desde el gobierno.
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Pero el mundo ya aprendió que, este método medieval solo es un paliativo, y que en nada se parece a la solución.
La solución es, sin duda, la vacunación. Vacunar al 100% de la población es lo deseable. Algunos países como Israel lo lograron, pero no siempre el deseo es acompañado de la realidad. Los recursos no son infinitos, se sabe. Pero la consigna, al menos en el resto del mundo, donde ya se pueden ver sociedades que poco a poco vuelven a la vida que considerábamos “normal”, es vacunar, vacunar, vacunar y vacunar. Vacunar a todas las personas posibles en el menor tiempo posible. De nada sirve tener una vacuna en la heladera. La vacuna funciona cuando es aplicada. Una obviedad. El tiempo también es un recurso no infinito. Otra obviedad.
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A finales de la semana pasada la noticia del fallecimiento de una mujer embarazada encendió las alarmas y las autoridades locales hicieron hincapié en la necesidad de darle prioridad a este grupo. El mensaje siempre es claro. Utiliza términos como “rápido”, “urgente”, “necesario”, “imperioso”. El llamado es “anotate”, “registrate”, “vacunate”.
“Pero no lo hagas durante un feriado largo” faltaría agregar?
En una recorrida por la ciudad, cualquiera puede ver hoy que, a pesar del feriado de nuestra Patria, la mayoría de los comercios están abiertos. Con protocolo, seguramente respetarán el horario de cierre de las 18:00 impuesto. Prestando un servicio necesario a la comunidad, y claro está, aprovechando todo el tiempo posible para que el tsunami económico no se los lleve puestos. El comerciante está acostumbrado a esto del efecto “acción y reacción”. Sabe que las cosas no suceden solas y que hay que poner mucho empeño y tiempo en cada tarea para lograr los objetivos. “Si no abro, no vendo”, “Si no vendo…” y así sigue el encadenamiento de razonamientos lógicos del tipo “acción y reacción”, “antecedente, consecuente”.
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Pero el dispositivo de vacunación, al menos en Mercedes, se puso en pausa durante los últimos días. Por las razones que sean, seguramente muchas de ellas atendibles, se dejó de vacunar en la ciudad.
Ni el Museo de Arte ni el CEF 40 abrieron hoy sus puertas para adelantar una tarea que es necesaria, pero por sobre todo impostergable. Llevan al menos 2 días en esta condición. Algunos vecinos consultados aseguran que el domingo tampoco se vacunó.
¿Debería resultar preocupante que se deje de vacunar por algunos días? Ciertamente, la vacuna no es mágica. La vacuna no nos hace 100% inmunes.
Pero la vacuna garantiza que, en caso de contagiarnos, transitaremos el proceso de la enfermedad de mejor manera y con un mejor pronóstico.
Cada vacuna no aplicada en el día de hoy es una posible cama de terapia intensiva ocupada en 30 días, y se sabe que este es un recurso muy escaso y el motivo por el cual estamos transitando hoy este período de confinamiento de 9 días, que seguramente no será el último. Cada cama ocupada en 30 días, en 10 más, es una posible muerte que nadie desea, según las últimas estadísticas, con un 50% de probabilidad. A nadie le gustaría estar en esa cama y tirar la moneda. No se entiende entonces por qué se detuvo la vacunación. La ciudad no puede darse semejante lujo.
“Vacunar, vacunar, vacunar” debería ser ahora nuestra obsesión, porque, y a propósito del 25 de mayo, la vacuna es lo único que nos va a garantizar “Libertad, libertad, libertad”, en el más amplio sentido del concepto.
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