Pirotecnia sin control: durante toda la jornada se escuchan los estruendos en muchas zonas de la ciudad

Comienza la primavera y los estudiantes salieron a festejar su día tras casi dos años de verse los unos a los otros casi exclusivamente por zoom. Se nota en sus rostros la alegría que les da esta posibilidad, que se presenta como una especie de desahogo.

No es una, sino son dos, las promociones que hoy festejan a lo grande el día del estudiante. Es que la promo 2020 vio mermada esta posibilidad por la cuarentena.

Y en coincidencia con los anuncios que se han dado a nivel nacional y provincial sobre el relajamiento de las pautas de cuidado para prevenir el contagio de COVID-19, que incluye la no obligatoriedad del uso de tapabocas, así como la posibilidad de hacer reuniones sin importar la cantidad de asistentes, parece que también los estudiantes se han tomado el permiso de hacer uso de un elemento que, a las claras, y de acuerdo a una ordenanza municipal que regula su venta, uso, acopio y transporte, esta prohibido.

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No son pocos los vecinos que responsabilizan directamente a los jóvenes y sus padres por todo esto. Otros tantos, hablan sobre la falta de control por parte del municipio. La eterna discusión del huevo y la gallina.

Mientras tanto, se puede contar de a cientos las personas que, por diferentes motivos, sufren la consecuencia de los estruendos. Desde niños con trastornos autistas, hasta excombatientes de Malvinas, sin olvidar por que no, los miles de pichichos que sufren por estas explosiones.