Laporta propuso llevar papel higiénico al Concejo y abrió un nuevo debate

Una intervención de la concejal Aida Petty Laporta durante la última sesión del Concejo Deliberante no pasó desapercibida y terminó generando más repercusión que varios de los debates formales de la jornada. Con tono serio, Laporta instó a que el próximo año cada concejal lleve su propio papel higiénico al HCD, además del café y lo que consuma durante las sesiones.

La frase, lanzada sin demasiadas aclaraciones, abrió un abanico de interpretaciones. En la superficie, el planteo apuntó a un ajuste de gastos y a la idea de reducir consumos internos. Sin embargo, puertas afuera, el comentario fue leído en clave irónica y no faltaron quienes lo asociaron con una sucesión de errores, desprolijidades y decisiones cuestionadas que atraviesan al cuerpo deliberativo.

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La propuesta tuvo un efecto inmediato: descomprimió por un momento la tensión política, pero al mismo tiempo dejó expuesta una postal curiosa del funcionamiento institucional. Mientras se discuten ordenanzas fiscales, mayorías ajustadas y ventajas reglamentarias, el Concejo terminó hablando, aunque sea de manera indirecta, de insumos básicos y consumos cotidianos.

En los pasillos, la ironía fue inevitable. Algunos interpretaron la frase como una metáfora involuntaria sobre las “cagadas” políticas que se vienen acumulando, otros como un sinceramiento brutal del clima interno, donde cada uno debería hacerse cargo de lo que genera, incluso en lo más elemental.

Más allá del humor que despertó, el comentario de Laporta dejó flotando una pregunta incómoda. Si el debate institucional termina girando alrededor del papel higiénico y el café, quizá el problema no esté en lo que se gasta en el Concejo, sino en cómo se administra, cómo se decide y cómo se llega a ese punto.

A pesar de haber votado en contra, el tono de su intervención posterior llamó la atención. En su discurso, la concejal Aida Petty Laporta pareció expresar una suerte de alivio, e incluso conformidad, con la aprobación final de la ordenanza por parte del cuerpo. Lejos de mantener una postura crítica acorde a su voto negativo, sus palabras dejaron entrever una aceptación del resultado y cierta satisfacción por el cierre del tema, una contradicción que no pasó desapercibida en el recinto y que volvió a sembrar dudas sobre la coherencia entre su posicionamiento discursivo y su decisión política.