LA PEREGRINACION DE LA JUVENTUD A PIE A LUJAN FUE TODA ESPERANZA Y FE
Pasadas las seis de la mañana llegó la imagen cabecera, que había partido el sábado al mediodía del santuario de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, y fue recibida con aplausos y agitar de pañuelos por aquellos caminantes que ya habían completado los 65 kilómetros del trayecto. Eran cientos, miles, un número difícil de contar. Por eso nadie oficialmente se atrevió a dar una cifra estimada de peregrinos.
En tanto, la estatuilla de la Virgen fue bajada de su camarín y colocada en el altar central, bien cerca el lugar destinado al paso de los fieles, quienes dejaban sus intenciones o rezaban en silencio ante ella.
“Por María hago cualquier cosa. Ella siempre estuvo a mi lado en los momentos difíciles”, aseguró María de las Mercedes, una joven de Lomas de Zamora visiblemente extenuada y asistida por dos compañeras de colegio.
Todos buscaban hacerse notar entre la muchedumbre. Algunos con pancartas identificatorias de su lugar de origen, otros con banderas, viseras de color amarillo o bandanas con la imagen de la Virgen.
La mayoría se ubicó como pudo delante del altar levantado frente al templo y esperó hasta el momento de la misa central celebrada por el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, y concelebrada por una decena de obispos de la provincia eclesiástica y cientos de sacerdotes. Entre ellos, Jorge Casaretto (San Isidro), Agustín Radrizzani (Lomas de Zamora), José Luis Mollaghan (San Miguel) y Rubén Frassia (Avellaneda-Lanús).
Minutos antes de la ceremonia, monseñor Héctor Di Monte (Mercedes-Luján) alentó a los peregrinos y lamentó los “inconvenientes” que se produjeron, al promediar la noche, en la localidad de General Rodríguez, donde el intendente prohibió “por razones de seguridad” el ingreso de camiones y colectivos a ese distrito. Por ello, los vehículos de apoyo a la peregrinación debieron saltear esta localidad y llegar directamente a Luján.
“Ofrezcamos esto también a la Virgen, como siempre Ave María y adelante”, sugirió el prelado dueño de casa.
Luego calificó de “medio rara” la disposición del intendente Oscar Di Landro y expresó su deseo que “esta equivocación no se vuelva a repetir nunca más”.
Por otro lado, Di Monte anunció a los peregrinos la “buena noticia” de que próximamente serán colocadas en las torres del santuario las cruces, que son fabricadas en los astilleros Río Santiago, una de las cuales cayó desde la cúpula hace unos años.
Una mañana fría, con niebla, y un gran fervor entre los fieles fue el marco de la misa central, precedida por otras celebraciones similares que se realizaron durante la madrugada, en el interior de la basílica y en la plaza.
Muchos seminaristas bendijeron a los peregrinos con agua bendita a los costados de la imagen y también en los alrededores de la plaza.
La primera peregrinación juvenil a Luján se realizó en octubre de 1975, en momentos de agitación política y de fe contenida, por lo que su organización fue una forma de “sacar afuera” la religiosidad popular.
Aquella vez había sido 50.000 los promesantes, cuando en realidad se esperaban a penas 3.000. Hoy son cientos de miles y, si bien no se dieron cifras oficiales, unos pocos se animan a decir que ayer rondó el millón de fieles.
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