KIRCHNER ROMPIO EL PROTOCOLO Y RESULTO HERIDO

Un golpe acaso involuntario de una cámara fotográfica fue la causa de la herida que sufrió el primer mandatario mientras saludaba a decenas de manifestantes varios metros en el interior de la Plaza de Mayo, ante la desesperación de su custodia.
La llegada de Kirchner a la Casa de Gobierno alteró por completo las previsiones de los cuerpos de protocolo, ceremonial y seguridad, ya que el jefe de Estado traspasó las vallas que lo separaban de la multitud y se mezcló con los manifestantes en la Plaza de Mayo.
Kirchner llegó a las 17.50 a la explanada de la Casa Rosada, pero ingresó a la sede del Ejecutivo quince minutos más tarde en medio de un tumulto, después de tomar contacto directo con la gente que estaba en la Plaza de Mayo.
Es tradicional que el Presidente ingrese a la sede del Ejecutivo por la explanada, que para la ocasión luce una alfombra roja que lleva directo al Salón de los Bustos, paso obligado para acceder al primer piso donde está, además del despacho presidencial, el Salón Blanco.
Precedido por el cuerpo de Granaderos a Caballo, el vehículo que transportaba al primer mandatario; a su esposa, la senadora Cristina Fernández; y a sus hijos, se detuvo frente a la alfombra roja para que ascendieran por la escalera y recibir así el saludo del granadero a cargo de guardia de la Casa Rosada.
Pero al bajar del vehículo por la izquierda y recibir la ovación del público que estaba tras las vallas, Kirchner decidió acercarse a saludar, con lo que desesperó a la custodia que ante el imprevisto, se vio en principio superada por los acontecimientos.
Embargado por la alegría, Kirchner se puso en riesgo al alejarse del protocolo y decidir caminar entre la multitud que lo ovacionaba y se mezcló en abrazos, besos, apretones de mano y palmadas en la espalda, con miles de desconocidos, algunos con lágrimas en los ojos, que expresaron sorpresivamente un creciente estado de euforia.
En un momento se lo vio al flamante mandatario llevarse un pañuelo a la frente, pero sin dejar de sonreír y de manifestarse jubiloso. Cuando se retiró el pañuelo, se pudo ver una mancha de sangre en la parte izquierda de su frente, arriba de la ceja, probablemente causada por un golpe de alguna cámara fotográfica.
Mientas la herida seguía manando sangre, el Presidente, sin dar señales de preocupación por el incidente, siguió saludando a la gente hasta que ingresó a la Casa de Gobierno con su traje arrugado, la banda presidencial descolocada y el bastón de mando en manos de uno de sus custodios; entonces fue llevado a una sala en donde fue sometido a una curación por médicos del SAME. Los profesionales primero le colocaron la “gotita” para cerrarle la herida y luego le tuvieron que practicar una pequeña sutura.
El director de Sanidad de la Presidencia, Horacio Delle Donne, informó luego a la prensa que la lastimadura sólo requirió de una leve curación y que se le colocó una banda adhesiva.
Afortunadamente todo este episodio solo será una simple anécdota de su asunción como presidente ya que la herida recibida fue leve y no tuvo ninguna consecuencia.

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