En un conmovedor gesto, José Luis Pisano, con profunda emoción, compartió sus pensamientos tras el devastador incendio que consumió la escuela El Pampero. En sus palabras, resonaba el eco de una amistad arraigada en el tiempo, y el legado de Joaquín, cuya enseñanza fundamental era que el amor es siempre la moneda de cambio más valiosa.

El recuerdo de años compartidos desde la infancia hasta la adultez se entrelazaba con el presente marcado por la tragedia. Pisano rememoraba los días de trabajo conjunto, no exentos de desafíos y discrepancias, pero en los que el ejemplo de lucha y constancia de Joaquín siempre iluminaba el camino hacia un futuro más prometedor, principalmente a través de la labor educativa.

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En este momento de angustia, el consuelo se hallaba en la unión de una comunidad educativa comprometida, como la del Pampero. La certeza de que, junto a ellos, se reconstruiría el espacio perdido actuaba como bálsamo en medio del dolor. Pisano expresaba su asombro ante las muestras de solidaridad y respaldo recibidas de la ciudadanía, agradeciendo cada gesto y ofrecimiento de ayuda.

Con determinación y optimismo, anunciaba que la escuela El Pampero continuaría su labor educativa, aunque momentáneamente en el Martín Rodríguez, mientras se avanzaba en las labores de reconstrucción. Era un mensaje de esperanza y compromiso, alimentado por el afecto y el apoyo recibido de la comunidad. En las palabras de José Luis Pisano resonaba la fortaleza de unión y la firme convicción de que, con amor y solidaridad, se superarían los obstáculos más difíciles.