Altube en primer plano: el candidato que no se pierde una foto

Desde que asumió como “Director de Participación Ciudadana y Relaciones con la Comunidad” (así de largo) a principios de este año —un cargo que fue creado hace cuatro años, justo cuando Mariana San Martín terminó su mandato de concejal— Altube encontró en los últimos días el lugar perfecto para estar en todas partes. Más que una función concreta, parece ser que el puesto funciona como una especie de garage para adeptos políticos que necesitan espacio y visibilidad.

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El cargo, que oficialmente tiene como misión “acercar la gestión a los vecinos”, parece tener una interpretación libre: figurar en cada foto, mirar de frente a cámara y ocupar el encuadre justo. Como si su tarea principal fuera aparecer.
Lo curioso no es su presencia –que, en todo caso, puede leerse como compromiso con la gestión– sino el esfuerzo casi coreográfico por garantizar su visibilidad pública. Cualquier vecino que mire redes oficiales o notas de prensa podría preguntarse si Altube fue designado candidato... o jefe de ceremonial.
La comparación con el vareo previo de un caballo en el paddock del hipódromo no es exagerada. Se lo muestra bien presentado, bien acompañado y estratégicamente posicionado para que el electorado lo vea, lo reconozca y lo tenga presente a la hora de hacer su apuesta electoral. Es la vieja lógica de la campaña por exposición, donde la imagen pesa más que el contenido.
La estrategia no es nueva. Hace dos años, con Mariana San Martín —actual presidente del Honorable Concejo Deliberante— ocurrió exactamente lo mismo. También ocupó ese cargo en el Ejecutivo desde que finalizó su mandato como concejal en 2021 y se hizo omnipresente en el año 2023 en cada acto oficial, con el mismo fin: sumar votos desde la gestión.

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A diferencia de una candidatura testimonial, tan criticada por estos días en la provincia de Buenos Aires, donde el engaño es no asumir, aquí el truco es más sutil: usar la estructura del Estado y la figura del intendente para promocionar al candidato, en pleno ejercicio de gobierno. Es legal, claro. Pero también plantea una discusión sobre los límites entre gestión y campaña, entre acto institucional y estrategia de marketing electoral.
Cuando asuma como concejal, la pregunta clave es si Altube continuará replicando el rol de ladero permanente del intendente, casi como un vocero oficial, o si tendrá la independencia necesaria para ser una voz crítica y responsable desde su banca.
Mientras tanto, el show sigue. Cada acto es una foto. Y en cada foto, está Altube.


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