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30 años del disco “Colores Santos” de Gustavo Cerati y Daniel Melero

Ayer se cumplió el aniversario número 30 de la edición del disco “Colores Santos”. Una obra compartida por Daniel Melero y Gustavo Cerati. Sebastián Cirillo, músico, productor discográfico y docente de música nos comenta sobre esta obra cumbre del rock nacional.

Por Equipo de Redacción MercedesYA
30 años del disco “Colores Santos” de Gustavo Cerati y Daniel Melero

La tapa del disco Colores Santos

Por Sebastián Cirillo. Hoy cumplió 30 años un disco fundamental, que sin duda es un punto de inflexión en el rock argentino y latinoamericano, porque aunque que existieron otros dúos colaborativos memorables, ninguna de ellos marcó varias generaciones de músicos como lo hizo “Colores Santos”.

No fue un éxito de ventas cuando se editó ni mucho menos obtuvo 10 millones de reproducciones a las pocas horas de lanzarlo como ocurre con los éxitos actuales, el éxito es que 30 años después hablamos de él y de su vigencia.
Las colaboraciones de Cerati y Melero venían generando mucha ansiedad en mí como oyente y el rumbo que estaban tomando, hacía qué cada uno por separado me resultara aun más interesante desde el punto de vista artístico, se potenciaban mutuamente.

La participación de Gustavo en Conga, luego en Cámara (que se editó casi en simultáneo a CS pero es un disco bastante anterior) y sobre todo el rol de compositor de Melero en Canción Animal presagiaban que ahí estaba ocurriendo algo, ese juego entre el rockstar y el artista Under conceptual, me generaba curiosidad pero también mucha esperanza de novedad, y el germen de Colores Santos había aparecido ya en una muestra en el planetario con música compuesta por la dupla para la ocasión.

Debo decir sin modestia que a diferencia de muchos el disco no me tomó por sorpresa, de hecho lo esperaba y lo necesitaba, para mí más que una sorpresa fue una confirmación. Lejos del lugar común de “los adelantados a su época”, yo sentí que estaban siendo absolutamente contemporáneos. Colores Santos hablaba de la cultura de aquel entonces y lo absorbía todo, era un disco de rock con tratamiento electrónico, citaba muchísima de la música que se estaba consumiendo en esa época pero le daba otra vuelta de rosca. Los artistas internacionales que más me gustaban solían enfocarse en un estilo o en un método o una estética determinada, en cambio ellos, crearon una síntesis perfecta de rock, electrónica, sampling, canción pop, balada, juego y experimentación y lo pusieron en un disco, que además era una pieza única y coherente más allá de todo ese eclecticismo.

Cuando uno lo escucha hoy, y lo piensa desde el punto de vista técnico no puede dejar de sorprenderse y admirarlo. Grabado en el flamante estudio Supersonico de los Soda, y construido principalmente en torno a jams eternas de los músicos con samplers, como la mítica MPC60 de Gustavo y el EMU Emax II de Melero, dos instrumentos con menos de un 1Mb de memoria para cargar sonidos y secuencias, lo que obligaba a ser creativos y hacer Magia para administrarlos y sincronizarlos y obtener música de ellos. Uno fácilmente podría pensarlos como un par de ingenieros nerds con sus máquinas, pero la aproximación creativa estaba más cerca del juego de niños, de la propuesta y contra propuesta y de re digerir lo que el otro hizo, casi como un desafío para ir cada vez más lejos, cargado de las características obsesivas y maniacas de ambos personajes. Todo eso grabado directo a una máquina de cinta de 2” donde se superponían capas de guitarras, bajos, guitarras acústicas y voces que eran mezcladas en una consola inglesa y a veces procesadas y vueltas a samplear para reutilizarlas como un nuevo elemento.

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El rol del Ingeniero Edu Bergallo a cargo de la grabación fue, a mi entender, como el de un músico más, aportando muchos de esos procesos con los equipos del estudio como el H3000 y el TC2990 o la PCM70 que conocía muy bien. Sumado a la presencia de Flavio Etcheto, que seguro sumó mucho concepto además de su hipnótica Trompeta y las voces de Carola Bony, una desconocida total en ese entonces, que sorprendió a Gustavo con un demo en Cassette en una disco y que luego produjo increíbles discos de culto del Under local.

Gustavo se permitió usar las guitarras de manera que se despegaba de su imagen anterior de GuitarHero, tocando con afinaciones distintas, a veces desafinadas intencionalmente para generar batidos y ruidos tocando un par de cuerdas y haciendo solos de acoples, “tocando, más que la guitarra, la electricidad” como decía Daniel.

Además de la enorme influencia musical también tuvieron que atravesar el fallecimiento del papá de Gustavo en medio de todo el proceso, lo que quedó reflejado en el tema “Tu medicina” con una programación de batería, un órgano de base y una combinación de guitarras que no podía evitar conectar con un disco que me encantaba de Ultra Vivid Scene.

Colores Santos es un disco que disfruté y sigo disfrutando, porque cada vez que lo escucho me invita a sumergirme en ese mundo y eso lo hace el gran disco y clásico que es. En una entrevista Gustavo dijo que: “Los grandes discos son los que te vuelven hacer amar la música” y eso es exacto lo que ocurre. Muchas veces pensé que me hubiera gustado ser un insecto pegado en la pared de supersónico para presenciar esas 350hs de grabación, pero la verdad es que me sumergí tanto en esa música que a veces creo que si estuve ahí, sumado a videos, entrevistas y hasta charlas con los involucrados, es algo un tanto místico pero se siente de esa manera.

También hay recuerdos reales y vividos como la noche que lo presentaron en la Z95 en el programa de Tutti Gianakis y estuve pegado al grabador o el día que salió y lo fui a comprar a la disquería del pueblo y las tardes con mi amigo Jerry, único cómplice por ese entonces para escucharlo, descubrir sampleos que iban desde M.A.R.R.S. y el What time is love de KLF a los discos Ambient de Brian Eno. Y otras cosas tan manipuladas que no podíamos reconocer.

El arte es un capítulo aparte, esta cargado de simbolismo religioso puesto en forma de souvenirs de gira que fueron coleccionando cuando ya sabían que el disco se llamaría asi, incluso antes de tener una canción y que quedaron inmortalizados en un boceto de Alejandro Ros que tuvo tanto carácter que de boceto pasó a tapa icónica directamente.

Podría seguir hablando de ese disco, podría escribir un libro, y no entiendo esas biografías de Cerati que le dedican apenas una carilla a Colores Santos, pieza fundamental para llegar a discos como Dynamo y muchísimos otros hasta la actualidad, pero mejor simplemente me voy a mi estudio a escucharlo una vez más y les recomiendo hacer lo mismo… demos un paseo…

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