Nos encuentra otro 23 de marzo en la vigilia de un nuevo aniversario de la última dictadura cívico-militar. Con la profunda emoción de volver a abrazarnos luego de dos años en que el ejercicio y la reflexión de memoria nos encontró en nuestras casas.
El teatro se llena de familiares, compañeros, compañeras, artistas, integrantes de la comisión por la memoria y vecinos de nuestra ciudad.

Cuelgan de las paredes de nuestro teatro las fotos de los 23 mercedinos desaparecidos, un cartel que reza “memoria, verdad y justicia”, y junto a ello un cuadro que retrata la sonrisa del compañero Óscar Vasco Apesteguia; un recuerdo imprescindible que nos emociona. Su partida física no nos entristece, porque si hay alguien que nos enseñó que de la tristeza no se puede construir fue el Vasco, que siempre nos marcó:” los pueblos tristes nunca vencen”.

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Son esas banderas las que se levantaron para resistir hace ya 46 años, las que hoy nos enorgullece seguir defendiendo: soberanía política, independencia económica y justicia social. Ese es el legado que nos dejaron los 30.000, el que mantuvieron vivo las madres, las abuelas y los familiares; el que nos toca hoy defender más que nunca. Sabemos que en estos tiempos de dolor e individualismo, del “sálvese quién pueda”,debemos salir de manera colectiva, combatiendo los discursos de odio que promueven el enojo, la segregación y que solo saben manifestarse mediante los actos de violencia.

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Esa misma violencia irrumpe abruptamente el acto organizado por la comisión de familiares y amigos de detenidos desaparecidos. Salimos y vemos la materialización de este mensaje de odio en un individuo que destroza el cartel que lleva las caras de nuestros 23 mercedinos y mercedinas desaparecidos, y agrediendo a familiares presentes, compañeros y compañeras.
Al volver a entrar al teatro, se reproduce una entrevista de nuestro compañero Vasco, se calman los ánimos y nos recordamos que quienes nos miran desde esos retratos fueron aquellos que sufrieron los más viles actos de violencia política de nuestra historia, y aún así el mensaje que nos dejaron es que el amor vence al odio, que las semillas de resistencia que plantaron florecieron en una juventud que no la mueve el odio ni el rencor, sino que se hace patria al recorrer la caminata eterna de perseguir sueños.

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Hace 46 años intentaron detener la primavera, pero florecimos cientos de miles que nos volvemos a encontrar este 24 junto a las madres y abuelas en nuestra plaza de mayo, manteniendo viva la llama de la memoria, sembrando la verdad y reclamando justicia.

Desde la juventud de la Cámpora Mercedes invitamos a toda la comunidad mercedina a acercarse a Plaza San Martín para conocer los rostros de nuestros 23 compañeros mercedinos desaparecidos que están presentes.