El presidente Javier Milei ha decidido capitalizar políticamente los recientes escándalos que involucran al expresidente Alberto Fernández, relacionados con presuntos actos de corrupción y una denuncia de violencia de género. A través de un detallado mensaje en la red social X, Milei no solo criticó a su predecesor sino que también arremetió contra el periodismo y realizó polémicas declaraciones sobre figuras públicas.

En su publicación, titulada “Ordenando los hechos”, el mandatario desglosó la situación en cuatro categorías principales: corrupción, violencia de género, infidelidad y contrataciones irregulares con fondos públicos. Esta estructuración metódica refleja un intento de Milei por presentar su perspectiva de manera organizada y contundente.

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Respecto a la corrupción, Milei fue sorprendentemente escueto, limitándose a mencionar una investigación en curso sobre contrataciones de seguros. Sin embargo, dedicó considerable atención a la denuncia de violencia de género presentada por Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández, calificando irónicamente a este último como “paladín del feminismo”. No obstante, matizó sus comentarios sugiriendo una posible complicidad de Yáñez en “aberraciones” del gobierno anterior.

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El presidente abordó también el tema de la infidelidad, especulando sobre la naturaleza de la relación entre Fernández y Yáñez, y sugiriendo que si se trataba de una “pareja abierta”, no habría nada que reclamar. Esta intromisión en asuntos personales ha sido vista por algunos como inapropiada para un jefe de Estado.

Quizás el aspecto más controvertido de su mensaje fue la acusación velada de “prostitución” en referencia a Tamara Pettinato, basándose en informaciones sobre su supuesta contratación para publicitar una aplicación gubernamental. Milei argumentó que si Pettinato recibió pagos del Estado mientras mantenía una relación con Fernández, esto constituiría un uso indebido de fondos públicos.

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El mandatario no escatimó críticas al periodismo, acusando a ciertos medios de complicidad por su silencio ante estos hechos, sugiriendo que esto se debía a la recepción de pauta oficial. Esta afirmación se alinea con su narrativa habitual de confrontación con los medios de comunicación.

Milei concluyó su mensaje reforzando su discurso contra lo que él denomina “la casta”, insinuando una conspiración mediática para presentar a la administración anterior como “los buenos” mientras demonizaban a quienes, como él, abogan por “una Argentina libre”.

Este episodio refleja la estrategia comunicacional del actual gobierno, que busca constantemente reforzar su imagen de outsider enfrentado a un sistema corrupto. Sin embargo, la agresividad de sus declaraciones y la aparente ligereza con la que aborda temas sensibles han generado preocupación en diversos sectores de la sociedad, que cuestionan la idoneidad de este estilo de comunicación para un jefe de Estado.

La controversia generada por estas declaraciones promete mantener el debate político en un estado de alta tensión, mientras la opinión pública procesa las implicaciones de tener un presidente que no duda en utilizar las redes sociales para lanzar acusaciones directas y controvertidas.