La mañana del lunes se vio alterada por un inquietante suceso en la Escuela Secundaria N°2 “República del Perú” de Hurlingham, cuando un alumno de apenas 15 años ingresó al establecimiento con una pistola calibre 9 milímetros oculta en su mochila. El incidente, que pudo haber terminado en tragedia, fue neutralizado gracias a la pronta reacción de una compañera de clase y el accionar inmediato del personal docente.

Todo comenzó cuando el adolescente decidió exhibir el arma a una de sus compañeras, quien lejos de guardar silencio, comunicó de inmediato la situación al cuerpo docente. Esta acción desencadenó la activación del protocolo de seguridad institucional, demostrando la efectividad de los mecanismos preventivos del centro educativo.

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Una vez informados, los educadores procedieron según lo establecido: uno de los profesores acompañó al estudiante hasta la dirección, donde las autoridades escolares le solicitaron mostrar el contenido de su mochila. En ese momento crítico, el joven extrajo la pistola, confirmando la denuncia de su compañera y provocando que los directivos contactaran inmediatamente a las fuerzas policiales.

En cuestión de minutos, efectivos policiales se presentaron en la institución educativa y procedieron al secuestro del arma. Las verificaciones posteriores revelaron un dato preocupante: la pistola pertenecía a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, lo que abrió interrogantes sobre cómo llegó a manos del menor.

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Los reportes oficiales confirmaron que, aunque el episodio generó alarma, el arma se encontraba descargada y el estudiante no había proferido amenazas contra ningún miembro de la comunidad educativa. Este dato, sumado a la rápida respuesta institucional, permitió llevar cierta tranquilidad a las familias de los alumnos.

Las autoridades judiciales han tomado intervención en el caso y evalúan la situación procesal del adolescente, así como la investigación sobre el origen y la forma en que obtuvo el arma reglamentaria. Mientras tanto, la fiscalía analiza las medidas a implementar respecto al estudiante y sus tutores legales.

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El incidente ha generado una profunda reflexión en la comunidad educativa sobre la importancia de los protocolos de seguridad y la comunicación fluida entre alumnos y docentes como herramientas fundamentales para prevenir situaciones de riesgo. Padres y autoridades escolares mantienen un diálogo abierto sobre las medidas adicionales que podrían implementarse para reforzar la seguridad en el entorno educativo.